miércoles, 16 de abril de 2008

Jugando con fuego (y amor propio)


El Beckenbauer de la Bahía templa el juego y sale en defensa de la alegría de jugar con fuego, "dándolas todas, como siempre ha hecho Raúl Procopio, en el campo y como técnico". Carmelo Navarro sabe de lo que habla, no en vano saboreó las mieles de Primera, protagonizó los milagros más sonados del Submarino y sufrió en sus carnes la caída en desgracia al Pozo de las lamentaciones. El legendario futbolista portuense coincidió con Calderón y Raúl en las glorias y miserias del club, entre finales de los ochenta y principios de los noventa, así que bien podría firmar un tratado acerca del cambio de humor de la afición, lo que ahora llaman, sin pudor alguno, la "indiosincracia" gadita, una mezcla de sioux y fútbolcracia, la esquizo-religión amarilla, y también tendría licencia para relatar el azaroso "yesterday" y retratar a los personajes que se han comido el marrón de este año. Ahora que el Cádiz viaja al frío, al estadio numantino, no estaría de más aparcar las maledicencias que merecen los pajaritos que han dejado al Submarino en tal situación de ansiedad máxima, que ha encontrado algo de alivio tras el agónico triunfo ante el Albacete. Carmelo descuelga el teléfono con una pregunta: "¿Quillo, qué, qué te pareció el Cádiz de Rául?" Triste por la marcha de Calderón, pero contento por el debut de Procopio, Carmelo se debate entre la realidad y la ilusión. Y defiende, con su habitual clase, "a la gente como Rául, con hambre de fútbol, gente que siente los colores y lo transmite a los suyos". Y elogia "la valentía de Muñoz, pues lo fácil era colocar a un entrenador con nombre. No todo lo da el dinero".
"La ley del fútbol tiene estas cosas", arguye Carmelo con respecto a su amigo Calderón. "Pero me llena de satisfacción ver a otro ex compañero, y muy buena persona como es Raúl, labrarse el porvenir con ganas de trabajar y las mismas condiciones que atesoraba cuando era jugador y compartía tardes de fútbol conmigo. Una gran alegría me ha dado la victoria del domingo, me ha hecho recordar los viejos tiempos", cuando el Submarino realizó la mejor temporada de su historia, bajo las órdenes de Espárrago; cuando salvó el cuello en las promociones ante Málaga y Figueras, con Blanco de prestidigitador, o en el desgraciado bienio, descenso a los infiernos del tirón y la supervivencia del club a pique de un repique.
"Raúl daba patás a tó lo que se meneaba", bromea Carmelo. "Tenía un pecho de lata, hubiera hecho un gran papel en las películas de romanos. Jugaba a la pelota igual que el Cádiz el otro día, o del mismo modo que respondía la otra noche en la tele, con frases nerviosas, deprisa, con arte y el carácter que ha sabido imprimir al equipo del tirón. En el campo, Raúl era un bicho, un profesional de los pies a la cabeza".
Días atrás, Carmelo comentaba con Juan José y Pepe Mejías, fíjese el pedazo de trío de ases que unió el destino en la peña Paco Alba de la Cuesta de las Calesas, metafórica cuesta de sube y baja, que "Calderón tenía una gran ilusión por llevar al equipo a buen término, pero tuvo que bailar con la más fea. En otras circunstancias seguro que hubiera salido adelante, pero Antonio no pudo proponer su plantilla, no estuvo en condiciones de planificar la temporada, se encontró con la patata caliente. Y sin embargo, Raúl, en un partido ha logrado cautivar e ilusionar a la afición. Claro que, cuidado, se tuvo un poco de fortuna, si Contreras no hubiera estado inmenso en sus intervenciones quizá estaríamos hablando de otra cosa. Pero se ha visto otro equipo".
Mientras la canallesca se encanalla, acaso divivida por protagonismos, intereses, amiguismos, rencores, vanidades y fullerías diversas, el pionero entre los comentaristas con categoría, Carmelo Navarro, ironiza sobre la cantidad de futbolistas, técnicos y profesionales del fútbol que trabajan hoy en los medios de comunicación, incluyendo a figuras del banquillo y del campo en tiempos cercanos. "Nos creemos que sabemos mucho de fútbol, yo a veces alucino con lo que escucho. El balón dicta sentencia y prueba que el fútbol no es una ciencia". Salió un pareado bien jugado, Carmelo, que sabía sacar la pelota jugada, con la frente alta y las espaldas cubiertas, aprovecha para preguntar en voz alta "por qué no podría quedarse Raúl el año que viene". La contestación se halla también en el aire, en el viento, en el río de la Plata ...
"Estamos ya un poco hartos de escuchar que ésto sólo lo arregla un entrenador de fuera, pero hoy la hora buena es de Raúl, la suerte de Rául es la suerte del Cádiz". Y la de todos, y la de Muñoz, que vaya tela el añito que está dando, si es que no termina vendiendo sus propios anhelos o continúa jugando con fuego. Y la suerte de Paz, don Abraham, que estará ahora acordándose de un tal Jaime, centrocampista brasileño del Leixoes, antepenúltimo de la Liga portuguesa, que ha abandonado el club por la puerta de atrás tras fallar un penalti a lo Panenka en el último minuto, ante el Belenenses, frustrando el posible empate. Casi lo linchan. Claro que lo suyo tuvo más delito, pues media hora antes un compañero había marrado otra pena máxima. De la pena a la alegría, al alivio amarillo, la testiculina y el tembleque en cuarentena. En contramano, el Cádiz supera los cuarenta y no cae en depresión, todo lo contrario, ve el cielo abierto. Carmelo, no obstante, reclama prudencia.
"El equipo ya ofrece otras sensaciones, lo da todo en el campo, el futbolista siempre sale a hacerlo bien, pero el fútbol no es matemático. Recordemos la historia más bonita del Cádiz, estuvimos a un paso del Pozo y salvamos el tipo ganando cuatro partidos seguidos por uno a cero. Hoy hay que pensar en los nueve partidos que restan, veintisiete puntos. No hay que dormirse, el Cádiz no debe tener problemas jugando así, pero fíjate el Zaragoza, con la plantilla que posee, las fatiguitas que va a pasar. El fútbol es así. Así de maravilloso, así de cruel. Como el pretérito imperfecto y el futuro por venir. Averías y redenciones, como el último disco del gran Quique González. El Submarino vive para contarlo.

Abril 08, Submarino Amarillo, Deportes (Diario de Cádiz)

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