miércoles, 1 de octubre de 2008

Abre la muralla

"Las murallitas de Cádiz ya las están derribando. Se ve desde Puertatierra la Isla de San Fernando". Un siglo después de la Pepa, un siglo antes del soterramiento, las defensas de Cádiz eran de piedra y no se notaban, hoy son del turrón del duro y dan la nota. En plena guerra de edificios vivos y edificios muertos, que es lo único que queda en Cádiz a estas alturas, los políticos se disputan hasta el logotipo de 2012, entre Las Cortes de La Isla, donde la Leti dicen que rompió el protocolo dermoestético, y los cortes de tráfico en la Tacita por 250 plazas de aparcamiento. Los conservadores de antes rechazaron el derribo de la murallita real gaditana, los progresistas de hoy ponen el grito en el cielo ante los planes de expansión de doña Teo, que si la Aduana, que si la Audiencia. Las defensas de Cádiz siguen ahí, impertérritas, aunque se habrían convertido en un magnífico parque temático de no haber sido por la fiebre del presunto progreso que asoló una centuria atrás. Los defensas del Cádiz son paecharlos, un coladero. Baluartes de plastilina.
Entre tanta confusión, la especialidad de la casa para los políticos de aquí de uno y otro signo desde tiempos inmemoriales, quedó una cosa clara el otro día: Teófila va a hacer lo que nadie quiere hacer, desde la ampliación del hotel Atlántico hasta la plaza multiusos, grandes obras para grandes amores perros. Dicen que Teófila ya participó, de tapadillo, en el derribo de la murallita real, 3 de marzo de 1906, tó Cádiz en la calle, veinte mil personas según el Ayuntamiento de Cayetano del Toro, siete millones según Teleteo. Don Cayetano, en el momento de trincar la palanqueta de plata que tiró la primera piedra del pretil de la muralla, musitó algo así como "Va por ti, Teófila", y entonces se fue al garete la Puerta del Mar, quedó espacio libre para los cargos de confianza de Cabaña en la Diputación, Cayetano dio el primer golpetazo y luego currelaron cien albañiles, 91 peones y ocho oficiales, entre San Carlos y Las Calesas. Dum, dum, ¿quién es?, el futuro de Cádiz en tecnicolor, abre la Muralla.¿Quién es? El Conquense otra vez. Cierra la Muralla.
Un antepasado de Barroso ya ejercía de tocador de narices en aquella época, todavía no había nacido el primer puente y ya se mostraba contrario al segundo, por la gloria de Segismundo Moret. El tiempo concederá y retirará razones, en función de la mala idea que tenga el historiador de turno. De pronto, alguien enciende la tele y se escucha: "El Ayuntamiento apuesta por el transporte público", seguido de un descojone masivo, jajaja, y alguna voz disonantes de las de antes. Los sociatas quieren salvar la Audiencia, bic naranja bic cristal, con tal de que no se vea la Puerta de Tierra. Un siglo ya hablando de cuestiones estéticas y económicas, como aquellas grandes razones que derribaron la muralla: la expansión del muelle y el desarrollo de Extramuros, el Vapor y Bahía Blanca, símbolos de modernidad que hoy quedarían en entredicho, protagonismo políticos en los libros de historia y en el Diario diario. En aquel tiempo se hizo una colecta popular, había que llegar a 200.000 pesetas, y los gaditanos recaudaron 10.418 calas. Hoy, en pleno auge del gratis total, no darían un euro por tirar edificios de cartón piedra, ni siquiera por tirar palante.
El día 3 de marzo de 1906, miles de cohetes al cielo de Cádiz, fiesta local del porvenir, viva Cádiz, viva Moret, la música de la alegría al ritmo de la regeneración de Cádiz. Los turistas alucinarían hoy con la muralla gaditana, como hacen con las fortificaciones de La Habana, Brest, Cartagena de Indias o San Vicente de la Florida. El puerto podría haber crecido por delante, el tranvía bajaba a treinta metros del agua, Cádiz se encoentraba asfixiada por las murallas, decían entonces, y hoy por las circunstancias del vámonos que nos vamos. La misma expansión del soterramiento, pero en clave diferente. El muelle de Cádiz se vino abajo, sin que a nadie se le cayera la cara de vergüenza, y alguien puso Sevilla a la Plaza contigua, quizá para dar ideas a los desnortados turistas de cruceros, nada más bajarse de los barcos, pa Sevilla del tirón. Hay que ser sangangui. Curiosamente, en la época de marras, el Seis del MIlnovecientos, la Diputación se encontraba en la Aduana, y la Muralla pasaba por la Junta de Andalucía. Los tranvías tenían que esperarse entre sí, y cuando iban a toda marcha, alguien arrojaba arena al suelo, quieto parao. Oh, puerto de Cádiz, cien años de rellenos, te has operao más que la Obregón.
Al año siguiente murió Salvochea, cuya memoria sigue sin respetarse como debiera, y claudicó Cayetano del Toro, y dieron vía libre a las obras del muelle, y Cádiz depositó sus esperanzas en el mar. Hoy vive casi de espaldas al mar. Si acaso, sigue la llamada del mar turístico, que sería la mar de rentable con las murallitas levantás. Más transformaciones urbanas, las mismas historias humanas. Ayer molestaba la muralla, hoy la volvemos a necesitar.

Octubre, Crónicas Urbanas, Diario de Cádiz

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial. Qué alegría poder leerle con la maestría que lo suele hacer sobre los usos y costumbres de nuestros contumaces gobernantes. Igual hace un siglo antes que ahora, sólo un número romano de diferencia pero la misma torpeza y terquedad de antaño, o que priman los intereses particulares pecuniarios sobre el desarrollo real y sostenible de la ciudad. Qué bien te apoyas de soslayo en el medio de la propaganda municipal para nuestro deleite y sonrojo de los convencidos abducidos por Teófila "la bruja del norte". Y lo de la plaza de Sevilla para enmarcar, parecen señalar entre una ciudad y otra, será que por eso le han clavado la majestuosa e innecesaria macro bandera de España, para el Libro Guinness de los Records, como las barbacoas de la playa...
Para defensa rocoso Raúl López.
Salud.

Enrique Alcina Echeverría dijo...

Gracias, Juan !! Rául López sí que es un baluarte, pero no el Dani Farragoso ese, jeje. Cosas de Cádiz y de sus murallitas. Entre unos y otros nos tienen rodeados, como el mar profundo. Se pelean por los edificios, por las plazas, los quioscos, por el 2012 ... qué tendrá Cádiz? Algo divino y algo muy humano ... en fin, cien años ya. Por cierto, también hace cien años del primer coche, del tranvía, del Submarino ... hace un siglo de todo ... un abrazo fuerteee