viernes, 24 de abril de 2009

Canto libre

El rock, como el blues o el flamenco, nació como un grito de libertad. El rap representa ahora la rebeldía de aquellos rockeros, cantautores eléctricos. Los autores de rimas sincopadas de hoy se toman la libertad al pie de la letra, o se toman la libertad de cantar, gritar, poner el acento donde más duele, que a veces es donde más conmueve, mueve la música de la palabra a pensar en actuar. La fiesta de la libertad de expresión trae cuatro modos no tan distantes de escribir canciones con vocación de parar el tiempo, amén de emocionar, dislocar, provocar y causar alteraciones en el humor reinante.
Javier Ruibal, que viene de pregonar la fiesta de la libertad en Cádiz, viene desde hace tiempo ganándose la libertad a pulso. La libertad de cantar lo que le sale del alma exquisita de poeta. "Lo que me dice tu boca". replica su redondo disco postrero. Cincuenta años después de la generación del 27, Ruibal atesora la libertad en sus canciones, los continentes del verbo luminoso se asoman a sus ritmos vitales, Ruibal no admite etiquetas ni escatima ángulos, profundiza en su esencia andaluza bañando sus coplas de aromas a tierras remotas, y sin embargo cercanas, puente de entendimiento entre Oriente y Occidente. El músico portuense, con calle a su nombre y medallas de rubio metal en sus alforjas, alcanzó el prestigio y el respeto de afición y compañeros, su trabajito le ha costado, nadie le quita ya lo bailao en lo alto de la montaña, reconocido por fin como uno de los grandes cantautores hispanos. Pero Javier no protesta, siempre caminó al lado del camino. Huye del panfleto. Considera que no se puede ir por la vida dando sermones. Su canto libre no queda exento de compromiso, su impecable trayectoria artística y humana da fe de un cuarto de siglo de pequeñas revoluciones a la vera del mar. Ruibal suena a mar profundo.
La jerezana, aunque criada en Sevilla, Mala Rodríguez también se toma la libertad al pie de la rima. En plena evolución musical y personal, madre dichosa y guerrera, la Mala María, la más grande rapera del país, exponente brillante del hip hop aflamencado que tanto se estila en esta tierra, producto de carro tuneado con denominación de origen chulesco y suburbial, afronta nueva etapa. Formato básico de rap crudo y atractivo. Malamarismo puro y duro. Lujo ibérico con alevosía y nocturnidad. La Mala, cuando presentó su tema "La niña", sufrió los efectos de la censura en diversas televisiones, que no admitieron imágenes de una niña traficante de drogas. Las mismas teles que luego muestran las miserias de menores. Las letras de la Mala se antojan más crípticas que las de Haze o, pongamos que hablamos de Cádiz, la Fundación de Raperos Atípicos de Cádiz, que riman con puntería y desparpajo. La Mala recita "a jierro" escenas oscuras de la vida y escritura automática.
Diez años de rap y música cubana cumple Orishas, la formación criada en París que conquistó el planeta con su brebaje multicultural, como se dice ahora. En Cuba, pasó el hip hop de la clandestinidad al ojo del huracán, no tuvo unos comienzos prometedores en la isla donde no impera precisamente la libertad de expresión. Pero el mismísimo Fidel Castro mostró su deseo de conocer a Orishas, consciente de su gancho popular, así que invitó a cenar al grupo, que había actuado ante 50.000 personas para mayor gloria de la Revolución. Fidel no dejó escapar la ocasión y sugirió a los músicos que anduviesen con "cuidado con las letras". Oído cocina. Los raperos cubanos convencieron a Fidel, no obstante, quien prometió apoyar el hip hop.
Orishas acumula discos de oro y titulares elogiosos en medio mundo, lograron dar con la clave del mestizaje, y también se ganaron la libertad de expresarse a su manera, mediante relatos apasionados del mundo moderno u opiniones aparentemente problemáticas como su postura a favor de la legalización de la marihuana. Con la grifa hemos topado.
Jarabe de Palo, en verdad, significa Pau Donés y su banda. El catalán, que una tarde del 96 se encajó en la escena musical de la mano de La Flaca, hoy rejuvenecida por la liposucción orquestal, renueva su propuesta, que un día llegó a vincularse con la génesis del rock latino. Más bien fue mérito de Radio Futura, en la canción de Juan Perro, pero Jarabe de Palo cayó bien con su lenguaje minimalista, preciso, divertido y sintomático. Depende, Bonito, estribillos cortos, ritmos diversos, canciones sencillas que retornan con diferentes atuendos.

Abril 09, Cádiz, Diario de Cádiz

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