sábado, 30 de enero de 2010

Puntales del Doce

Mañana, a la vuelta de la esquina. El Doce y la gente. Para refrescar ideas, sanar heridas, mirando hacia atrás con la cara recién lavá. Anuncian ahora, antes de que sea tarde, una campaña municipal de concienciación vecinal por el Bicentenario, concurso improvisado de ilusiones, la motivación y el motor de la calle. "Sin el ciudadano no habrá Bicentenario, sin la gente no se puede hablar de La Pepa, la Constitución que consagró al ciudadano y dejó a un lado su condición de súbdito o vasallo del poder. Hoy exigimos nuestros derechos, sabemos hasta dónde podemos llegar, pero no somos conscientes de nuestra obligación como ciudadanos. Nadie toma compromisos, casi nadie se implica en la tarea, ni parece que exista implicación en la vida diaria". José Manuel Hesle, presidente de la entidad vecinal de Puntales, el rincón gaditano más paradójico y sintomático de la ciudad de la luz, con el primer puente a su derecha y los puntales del nuevo puente a su izquierda, los vestigios de la industrialización y el desarrollismo, los ecos del mar y el sonido del tren, habla como el tiempo, rapidito, enlazando conceptos al aire. Habla de cohesión social, de una oportunidad única para avanzar y del Doce como coartada.
La pequeña península de Puntales sabe mucho de endogamia. Y su presidente vecinal, el inquieto José Manuel Hesle, sabe tela de psicología social, conductas históricas y anhelos del porvenir. Consciente del comportamiento que pueden generar los efectos del aislamiento, que sin pretenderlo se tutean con la mediocridad y la escasez de miras, advierte de la importancia de luchar contra actitudes que empobrecen a un barrio, a una ciudad, a una sociedad. He aquí el pasotismo, la desidia y la incultura, grandes enemigos íntimos de Cádiz. Hesle cree que el Doce ya llega tarde, por así decirlo, por no decir que Cádiz llega con demora a su cita con el Doce y consecutivos, pero mantiene la esperanza y la lucha. Y una capacidad de diálogo que ha convertido al barrio de Puntales en curioso oasis gaditano, pasando de ostentar el dudoso "último de la fila", también llamado "el más allá" por su supuesta lejanía del gaditanismo oficial, a nombrarse como ejemplo de supervivencia, desarrollo y transformación. Y en pocos años, con constancia y tesón, la decadencia ha dado paso a cierta renovación, cuasi milagrosa, en forma de viviendas para jóvenes, paseo martítimo, equipamientos sociales que han equilibrado al resurgido barrio. Trabajito ha costado. La entidad vecinal tiene mucha "culpa" del renacimiento del barrio y de su integración en la ciudad, no en vano ha pugnado sin descanso por su espacio, infraestructuras, servicios, pero también espacios para actuar, intervenir, jugar y trabajar.
Hesle comenta que Puntales era un desierto hace años, sus habitantes apenas hacían vida en común, ni miraban hacia la ciudad con curiosidad. Todo se transformó. Traza una línea paralela entre ese aislamiento urbanístico y humano de Puntales con el non plus ultra gaditano, el chovinismo exacerbado que poco tiene en común con la esencia de la cosmopolita cuna de libertades que sueña el Doce sobre el mismo Doce. Como Hesle trabaja en el campo de lo social, sabe que los cambios de actitudes o hechuras ciudadanas se producen cada diez años en materia de educación, aunque con la que está cayendo las estadísticas pueden moldearse a antojo, y unos quince años en intervenciones sociales, toda una generación. Así que no se muestra demasiado optimista con respecto a Cádiz, analiza con frialdad el bloqueo emocional de la ciudad actual, su endogamia voraz, ese aire chulesco, de desdén hacia lo foráneo, nunca extranjero. Nada que ver con los horizontes históricos. "Salir, enfrentarse a otros mundos, conocer otras experiencias, vivir en otros lugares, visitar sitios remotos, comunicarse con la gente de fuera, como se dice ahora, fortalece el carácter de una sociedad, y Cádiz necesita abrirse de esa manera, jalearse menos a sí misma".
Hesle propone la celebración de un gran encuentro ciudadano de cara al Bicentenario, excelente excusa para reunir a colectivos sociales de América y Europa en la ciudad donde nacieron presuntamente los derechos de los ciudadanos. El dirigente vecinal considera que viene al pelo sumar al Doce este congreso de hermanos y vecinos, pues supondría un paso adelante de la ansiada concienciación, la participación, la implicación en tareas comunes, mirando al mundo y a la ciudad desde todas las perspectivas. Con el acento puesto en las personas, la gente, los contribuyentes, los antiguos vasallos que, según Hesle, aún no han dejado de ser tales, si acaso se han transformado en usuarios, clientes. "Ahora somos clientes, más que ciudadanos, y nos regimos más por las leyes del mercado que por los acuerdos ciudadanos y la participación social".
Educar en la diversidad, bonito lema que emplea Hesle para afrontar el futuro inmediato, mientras se asoma el Doce dejando entrever las glorias y miserias del Cádiz del Doce Mil y pico. "El Doce era una coartada para Cádiz, para todos nosotros, pero ya no llegaremos a tiempo en muchas cuestiones, se nos escapan a la intervención a corto plazo. Del Cádiz tolerante y abierto, donde convivían ideologías, periódicos, tertulias, ideas nuevas, al Cádiz de hoy en día, media un abismo. Nada que ver. Mucho por hacer". Siempre hay tiempo.
"Puntales merece un lugar fundamental en la conmemoración del Bicentenario de las Cortes de Cádiz", advierte Hesle. Puntales resucitó meses atrás parte de su historia constitucional, por no decir universal, y puso nombre a la resistencia del pueblo, dio luz al olvido y descubrió todos y cada uno de los 107 voluntarios que lucharon en el fuerte de San Lorenzo del Puntal contra el asedio francés, los miembros de la segunda compañía de voluntarios de Extramuros. Cuatro años de investigación dirigida por Isabel Bahamonde. Cuatro años de asedio en el borde de la ciudad, a un golpe de vista de Puerto Real. Tan lejos y tan cerca de Cádiz. En el corazón de La Pepa del mar.

Enero 10, Cádiz 2012, Diario de Cádiz

1 comentarios:

Charo Barrios dijo...

Buenas noches Alcina; como siempre, te vengo siguiendo la noticia desde el Diario.
Además, este tema me atrae.