domingo, 7 de febrero de 2010

Cuidaíto con lo que se canta

Todo medido y controlado. Más quisieran los controladores de vuelo. Latidos del corazón, la velocidad del tiempo, números que miden y controlan hasta el compás. Todo excepto el sentimiento, la presunta felicidad y los besos, oh, los incontables besos que recibe Cádiz en estos días de estreno. Qué amor más infinito, vaya exhibición de cariño excesivo. Si los tangueros cuentan letras punteras y cantan cifras humanas, los temas trillados abundan, casi imposible resultar original a estas alturas. ¿Alguien puede explicar cuándo un tema resulta trillado? Algunos intentan sorprender. Otros se dejan llevar por la marea y abusan de los figurantes, del espectáculo interminable de notas al margen del repertorio. La forma sobre el contenido. Salvo extraordinarias excepciones, dignas de verse y escucharse. No sólo en el youtube, ya queda menos pa la calle, dijo el reo.
Hay chirigotas antipáticas y comparsas de risa. Y cumpleaños consecutivos: cien años del Falla, cincuenta de la comparsa, casi un siglo de la señora de la comparsa de Quiñones, otros tantos tacos de la mujer felicitada por doña Teo en el pasodoble de Romero Bey. Copla inédita: los Cupletet aluden al lado más humano de la alcaldesa, por interesarse por la salud de una gaditana olvidada por su familia, en gesto dichoso que según el autor hace olvidar "la arrogancia y soberbia de la rubia alcaldesa". En cambio, la chirigota de la Pasma, al más puro estilo de Aragón, recurre al beso a doña Teo, a la suegra y a esos delincuentes finos: banqueros, jueces, "los del Gobierno". Por sus partes, la chirigota del Remolino recuerda al señor Asná, rimando bigote con carajote, a ver si devuelve los dos kilos de euros que "desvió" el gachó para autohomenajearse colgándose la medalla del sieso manío. Los elfos se muestran orgullosos de su condición de chirigoteros, en contraposición con los rencores entre comparsistas que, precisamente, en la misma sesión, Quiñones pretende desterrar con una linda letra sobre la amistad verdadera. Si los Parapapá lamentan que algunos comparsistas ni se miren a la cara, y que la modalidad se desvirtúe con tanto atrezzo, sin que las letras puedan brillar en todo su esplendor, los de la Caja de Pandora ahuyentan los malos espíritus y aseguran que un amigo no se pierde por un repertorio, ni por grandes auditorios, maldita la copla que arranca un amigo.
Cuidaíto con lo que se dice y canta, no vaya a terminar el chirigotero cantando en una comparsa y cambiando de acera para no saludar a un enemigo íntimo. Remolino es buena gente. Bendito sea el juego reunido de la memoria, la que más se echa de menos, y el repertorio de María la Yerbabuena, siempre al quite, y la sencillez del menos común de los sentidos. Demasiados figurantes, mucho postureo en la hoguera de la vanidad y poco lerele. Una jartá de notas al margen y en lo mejor del querer, ironía interruptus a base de bien. Menos mal que aún quedan detalles gloriosos, cositas simples de la vida, cuplés sobre gorditos o juegos de palabras traviesos y aviesos, a gusto del consumidor.
Al otro lado del camino, en el reducto de la libertad de expresión o así, los autores más serios así escriben alegatos sobre la ley del menor (esfuerzo), la violencia escolar, la mala educación, hasta dónde vamos a llegar, se está perdiendo tó, ya no queda respeto y bla, bla, bla, un montón de verdades juntas al albedrío de quien las ofrece al aire para su inmediata reflexión y digestión. Convendría no alimentar rollos chungos. Milagrito en el Falla, mientras la gente del mundo se enfada con ná. No tocar las narices en exceso, para éso ya están los mercachifles y bufones oficiales. Notas y chuflas al margen.

Febrero 10, Carnaval, Diario de Cádiz

2 comentarios:

Bea dijo...

El carnaval siempre trae alegrias, fiestas, risas, y mucho humor, que es lo que se necesita en estos tiempos.

Hacía tiempo que no me pasaba.Ya se echaba de menos !!.
Un beso Alcina y felicies carnavales =D

Enrique Alcina Echeverría dijo...

sactamente, Bea, me alegra verte por aquí ... ya sabes que el Carnaval en Cádiz es pura pasión, así que lo pasamos bien a pesar de la ola de mala leche imperante, que parece que está tol mundo enfurruñao, un besooo