jueves, 23 de septiembre de 2010

Jimmy Burns, otro maestro del blues a la vera del Guadalete

Carismático, expresivo, poseedor de un estilo propio que combina sus raíces del Delta del Mississipi con su aprendizaje en la meca del blues eléctrico, Chicago, el cantante y guitarrista Jimmy Burns se suma a la pléyade de grandes artistas de música negra captados al vuelo por la sala portuense Milwaukee, donde actuará el próximo día 15 de octubre. Otra leyenda para el historial del local regido por Carli Anelo, quien sabe a ciencia cierta que lo importante no es llegar, lo importante es el camino. Los caminos del blues resultan inescrutables, como los afluentes imposibles del río negro por excelencia y del olvido, también llamado Guadalete. Jimmy Burns está al caer en la bajamar, quizá se ponga tibio de adobo y langostinos de metro y medio, y compense al personal con su particular manera de tocar blues, rock & roll, soul y la música secular que aprendió de chico, cuando cantaba gospel en la iglesia y se imbuía en la música de las calles. Como otros tantos bluesmen de la época, precursores de casi todos los géneros posteriores, Burns emigró con la familia a Chicago, la tierra prometida de entonces. Sin olvidar a sus maestros Lightnin Hophins, Robert Johnson, Leadbelly o Son House, el impar músico, nacido en 1943, formó su primer grupo a los dieciséis años. Ya su hermano mayor, Eddie, tocó la guitarra con el gran John Lee Hooker, y su padre se integró años antes de los célebres "medicine shows", funciones de vodevil que electrificaron los sones tradicionales y los acercaron al nacimiento del rock & roll en las inmediaciones de la Sun Records, Memphis, Tennesse. Así que a Jimmy no le costó trabajo adaptarse a nuevos círculos musicales, como la escena folk de los sesenta o el núcleo de intérpretes que influyeron sobremanera al rock británico, no en vano llegó a compartir tablas con Jeff Beck y los Yardbirds, por ejemplo, y a vender cientos de discos en el Reino Unido. Los músicos blancos de rock "mangaron" mucho de los negros, pero también fueron responsables directos de la recuperación de figuras fundamentales que había caído en el olvido en su propia tierra, como Muddy Waters o BB King. El propio Burns se sumió en una etapa de ostracismo, pero retornó en los años noventa con vigor y maestría, logró establecerse de nuevo en la cúspide, logró numerosos galardones por sus discos y aquí está el tío para contarlo, empuñando su guitarra de acero y soplando nuevos vientos de libertad.
Septiembre, Cultura, Diario de Cádiz

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