jueves, 25 de noviembre de 2010

Un mundo


Polaco casado con una alemana afincado en Cádiz coge el camino de nuevo hacia tierras lejanas no sin antes dejar una estela de cariño y un local con vistas al mar interior. Un italiano casado con una gaditana que se luce a diario en el arte de modelar helados de colores aprovecha la ocasión de su vida y se alía con un cocinero chileno para mantener viva la llama del cuarto y mitad de salchicha del Mentidero a las finas hierbas. Eco, eco, parece una canción de Drexler. Hay más. El mandamás de la barraca de frutos suecos se juega la convidá a que el polaco con sangre alemana y gaditana llamará "El Mentidero" a su bar nibelungo, y que volverá por Carnavales. Alguien trae un recado para el tendero de la esquina, aquí nos conocemos tós, y luego aparece la pastelera también alemana de junto y dice no sé qué de camiones y mesas. Cae la tarde de pronto.

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