miércoles, 15 de diciembre de 2010

Pobres periodistas

Hoy los canallas son los patronos sin escrúpulos que abusan de la tijera en el recorte total del horizonte inmediato. La canallesca era otra cosa. Hoy los periodistas multimedia salen a la calle gracias a sus amos y señores, que tan sensibles con las aspiraciones de calidad y buen gusto, mandan a sus huestes a la calle, pa que no vuelvan, a la puta calle. Uno de cada cuatro periodistas españoles perdieron el empleo durante la crisis, y el 66% ha visto reducido su sueldo. Lo dice el séptimo informe anual de la Asociación de la Prensa de Madrid, que sitúa el intrusismo, las bajas remuneraciones y el paro entre los principales problemas de uno de los oficios más viejos, rastreros, aunque benditos, de este mundo. Como no podía ser menos, los periodistas gaditanos andan a la zaga, la asociación gaditana ya hizo un estudio sobre su situación que revelaba precariedad, precariedad y precariedad. Se están pasando. Muchas empresas han optado por el cero coma cero, como las gasolineras: mil coches, un empleado, un manguerazo y pal carajo, la maldita y venerada competitividad y el bajo mínimos por sistema. La calidad se marchó con la musiquita a otra parte. La dignidad hizo mutis por el foro tiempo atrás. Lo más triste acaso sea la resignación, tan amiga de la puñalada trapera y las mafias internas. Fulanito se hace el encontradizo con Menganito en la calle Pelota. Hombre, Juan, ¿cómo te va? Me echaron. ¿Te echaron? ¡A mí también! Pues ya somos dos en la calle de la Desolación, esquinita Cristo de la Larga Duración.
No sólo lloran las pérdidas ajenas los jóvenes periodistas, hasta Gabilondo toma las de villadiego ante el inminente cierre de Cnn Pluff. Lamentable.
En una visita apresurada a un diario, la redacción de una radio o televisión cualquiera, compruébese el vacío existencial, cuatro gatos en la planta baja y gran ambiente en la zona noble. Dicen que está al caer la muerte del tiburón, el ejecutivo agresivo contratado para buscar la ruina a sus semejantes. Tiburones no, pero marrajos quedan una jartá por despachos y aledaños. ¿Intrusismo? ¿De quién?
Mejor no dar ideas, pero observen este ejemplo de automatización http://www.clasesdeperiodismo.com/2010/10/11/la-rebelion-de-las-maquinas-ejemplos-de-periodismo-automatizado/

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