sábado, 7 de mayo de 2011

Agua de coco

El día se ha "estirasao", llega la feria del libro con presunto retraso, hay mosqueo en la escalera, la fiesta de los patios amenaza con colmar los tiestos de flores, llueve agua de coco y resuenan con alegría y desparpajo los compromisos rotos, las palmaditas en la espalda del enemigo, las ejecuciones al amanecer, los amores mal entendidos y los rencores maravillosos. De feria electoral, de comicios humanos, pa no creerse nada, pa no darle la mano al hermano traicionero, pa no escuchar más de lo debido, para disfrutar del falserío en su justa medida. A gozar sufriendo. A tomarse las cosas como vienen, en el tren de lejanías.
Tenis a la carrera, paraguas en lo alto de la colina, chuchu, relámpago, yema de coco. Hipérbole suspendida en el aire, cogedla ahí.
¿Por qué la mujer del tiempo empieza siempre por Galicia y continúa de izquierda a derecha hasta llegar derrengá al norte africano, tapando con mala idea la esquinita de Cádiz? ¿Por qué no da el tiempo de Portugal?

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